La vida tal como es

La excepcionalidad de la pandemia nos trajo una Navidad íntima y tranquila... bonita. Estuvimos solos, comiendo rico, compartiendo regalos, riéndonos. De la terraza iluminada en la que pacientemente esperamos la preparación de unas costillitas bbq, pasamos a la mesa decorada en la que como picapiedras devoramos aquel manjar y otros más, para todos los gustos, además, claro, de los infaltables buñuelos. Después nos instalamos en la sala a la tradicional repartición de Papá Noel. Con algo de ansiedad por descubrir su regalo, el jovenzuelo amorosamente entregó tarjetas y varias sorpresas hasta que llegó a la de él y hasta ahí fue.... tuve que reemplazarlo. No alcanzamos la media noche, pero casi.





La vida son estos instantes, las risas y la compañía. La vida que me gusta es estar con quienes quiero y me quieren y en este año de cambios abruptos, de encierros e incertidumbre hemos tenido suerte una vez más y hemos pasado un par de días lindos y tranquilos en nuestro lugar favorito, cálido y acogedor.  Nos gustó la noche buena y también la Navidad.

















Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―