Inolvidable

Termina un año que nunca olvidaré(mos). Uno bastante especial, lleno de restricciones. 2020 nos sacudió, nos asustó, nos enseñó y nos llenó de agobios, pero sin duda, también nos permitió muchas alegrías.

Se detuvo el tiempo, faltaron encuentros, abrazos, bailes y paseos, pero con el cariño de siempre celebramos la vida en múltiples ocasiones. Contra viento y marea nos adaptamos y nos hicimos grandes, cada uno afrontó como pudo, estuvimos a prueba y creo que seguimos en ello, pero resultó. No ha sido igual para todos, nunca lo es, pero avanzamos y disfrutamos. 

2020 fue un año de riesgos, afecto, pérdidas.  De tristeza profunda e injusticia inexplicable en este país agotador pero maravilloso. Fue el año en que descubrí el placer de los ascensos en medio del cerro. El año en que no paseamos como nos gusta, pero en el que dimos rienda suelta a la creatividad para imaginar lugares diferentes. También fue un año de certezas escurridizas y añoranza. Un año de dolores y nuevas canas.  El año en que mi hijo por primera vez no se enfermó, se hizo mayor, se independizó, pero se mantuvo dulce y adorable como siempre. Un año de silencio, me gustó el silencio... Un año con los amigos de siempre en la distancia y con amigos nuevos en conversaciones casi diarias. Un año de encontrar inspiración en el camino y de conectar con la naturaleza. Un año de reflexiones sobre la existencia, el paso del tiempo, la inutilidad del afán diario, la frustración, la inexorable muerte y su importancia en la realidad que conocemos. Un año de intimidad y convivencia familiar. Un año de amaneceres tranquilos entre el verde. Un año de campo, compañía canina, vino y color... Un año de pura vida.

Se acabó, no va más, y repasando un poco lo que ha sido, no queda más que reconocer la suerte que hemos tenido y dar gracias a la vida por traernos hasta acá. Este año más que nunca es un gracias profundo por cada segundo, por cada paso que hemos recorrido y por todo el amor recibido.

¿Y ahora? Necesitamos fuerza y ánimo para lo que viene, pero quiero confiar en que falta poco para retomar y caminar con ligereza. Sigo soñando un mundo más libre y estoy decidida a aceptar lo que venga con el deseo intenso de que sea bueno porque quiero empezar 2021 con más ilusión que miedo.

Que sea un lindo año para todos, que los abracen y llenen de cariño, que se mantengan saludables,  disfruten lo que hagan, coman rico y sonrían mucho.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―