Desbordada sensibilidad

Un par de días en los que se diluye el límite entre los sueños y la realidad.

La cotidianidad de existir en un universo lleno de profundidad me ha permitido disfrutar todo un festín últimamente. Acompañada por el canto de los pájaros, acariciada por el viento que sopla alterando la calma, avanzo oyendo las hojas que crujen bajo mis pasos y me deleito con un paisaje de una hermosura intensa. Sin carreras, sin fatiga, sin saber la hora, creando así un escenario propicio para instantes de autocuestionamiento, en los que pienso en los grandes dilemas morales y existenciales de la condición humana y también, por qué no decirlo, en impulsos frívolos y mundanos.




Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―