Noviembre de carnaval
Mientras el continente se sacude por el presente
dramático que viven algunos y estamos en medio de gritos y destrozos, por un
lado, y de esperanza y clamor pacífico por el otro, por acá anduvimos en
reflexión permanente, intentando superar el estupor y asombro que nos produce
tanto caos. A pesar de eso y por increíble
que parezca, también estuvimos de
celebración.
Un tanto fuera de contexto, lo sé, pero esto de cumplir años es todo un evento y con tanto cariño cercano, es y seguirá siendo celebrado
con fervor carnavalesco: en la ciudad, fuera de ella, al medio día, en la
noche, después de eternos trancones y con mucho frío, así anduvo el mes de
festividades. Alegre, movido y muy
regalado, con estilo rimbombante y cargado postres de todos los tamaños y
sabores. ¿Se puede pedir más? Sí, claro, que el mundo se componga y que el país no se destruya, que la suerte nos acompañe a todos y la sensatez haga entrada triunfal, acompañada de solidaridad, empatía y tolerancia. Veremos qué sigue en lo que queda del mes, poco más de una semana para que llegue diciembre y esperamos que esta vez, también sea con alegría.