Celebrando de lo lindo
Un despertar claro y soleado nos animó a
organizar fiesta al aire libre, después vino la lluvia y la brisa pero nos
resistimos y mantuvimos el escenario, confiando en que la tibieza del ambiente
nos dejaría disfrutar al viento. Así fue. Así estuvimos, a merced del clima:
helado para algunos, temperado para otros. Al final tuvimos que entrar a la
casa, pedimos deseos y soplamos velas al interior y rápido pasó una breve, pero
intensa y emocionante tarde, alegre y sencilla, como nos gusta.
Si que sí, la
llegada de los once estuvo dedicada a jugar, a reír y a comer donas. En compañía
de sus amigos y sus primas, el peque corrió alrededor del árbol caído y celebró
contento un año más.