Un cumple, tres momentos

La celebración para el acontecimiento del mes comenzó con una experiencia de viernes en la noche. Nos pusimos las bermudas y nos fuimos a probar platillos con ingredientes de la tierrita, diferentes, aromáticos y muy variados.  Diez. Sí. Diez instantes experienciales en los que nos atrevimos a probar esto y aquello. Desde el trago de la llegada hasta el postre de la despedida todo fue, por decir lo menos, curioso.







Llegó el día D y un par de invitados se unieron a un almuerzo cumpleañero en la Provincia. Más normal todo, sin sorpresas, dulce y salado, platos a los que estamos acostumbrados sin novedad. La jornada estuvo entretenida y muy conversada, la curiosidad esta vez no fue por parte de los sabores del menú elegido sino por las historias europeas que conocimos de primera mano, y por el brillante sol, que a diferencia de los días recientes, fue deslumbrante.
Finalmente partimos a lo de siempre, imposible celebrar sin velas, torta, deseos y cantos desafinados.  Innovamos en la serenata, improvisamos y aplaudimos, esperando que el año venidero sea tan alegre, o más, que la celebración.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―