Cuesta abajo

Dejaron de ser más de cuarenta para convertirse en casi cincuenta.  Wow, parecen cifras realmente mayores y muy cercanas.  Aunque según la teoría de Pancho, después de los 24 comienza la decadencia, esta vez, que ya alcanzó el doble de esa cifra, veo aún muuuucho por delante y con muchas bondades. También con varias arrugas y otros pormenores, pero son cosa de nada. 
El finde cumpleañero comenzó con un delicioso desayuno, incompleto, pero sabroso.  Definitivamente en la cocina me faltan muchas habilidades, pero para días como este, sobran buenas intenciones, así que, con la ayuda y creatividad del joven, salimos adelante.
Seguimos con un acompañado y muy bien seleccionado almuerzo de celebración, en el que los sabores se mezclaron convenientemente y el postre se escogió cuidadosamente.  Habrá que decir que todo estuvo muy, pero muy bien; incluso se soplaron velas y esperamos que se hayan pedido deseos. No hay certeza.  Se acabo el plan, fue breve, pero se disfrutó.
Pancho querido, espero que la vida nos siga regalando tu presencia y podamos festejar muchos años más. Amamos tenerte cerca, compartir, reírnos y aprender en este bonito y, a veces, difícil camino. Sin duda, eres el mejor.

Ojalá·Así·Siempre

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Sin rumbo fijo

―denota negación―