Se acaba
Bueno, qué sí, que no va más, que ocurrió de todo, que este 2018
nos deja momentos memorables, muchos de risas e intensidad y algunos tranquilos
y serenos, varios días con el viento a favor y otros más. En cualquier caso, de
muchas emociones estuvo repleto este año.
Cosas espeluznantes ocurrieron en el lugar del mundo que
habitamos, pero dada mi incompatibilidad con el drama y mis pocas ganas de caer
en desesperanza, mejor me ocupo de lo que me gustó y de lo que agradezco con
creces; y para ambientar, dejo por acá algunas imágenes que cuentan algo de lo
vivido y sentido en estos meses que llegan a su fin.
En 2018 tuvimos la experiencia de descubrir nuevos lugares en
familia y nos encantó. Entre la sorpresa y la emoción, comenzamos el año con
unos fabulosos días en el sur del continente. Definitivamente, la fascinación
por estar cerca de la naturaleza es invaluable. La calma que sentimos y las
sensaciones frente a aquellos paisajes patagónicos se han convertido en
inolvidables recuerdos.
Y cómo olvidar aquellos dolorosos pero felices instantes
madrileños, sin duda dejaron huella en nuestro corazón. Una semana intensa, llena de entusiasmo por
la primavera que llegaba. Contra viento y marea (evitaré por acá la literalidad
de los efectos gastrointestinales del virus que nos poseyó) anduvimos por
cafés, bonitos edificios, museos, parques, placitas coloridas, calles y
rincones que mucho disfrutamos.
Llegaron las vacaciones y el sol brilló intensamente en los
destinos elegidos. Adoramos la playa, nos encantaron los parques recorridos y
una vez más, exprimimos aquellos días veraniegos.
Este año también tuvimos opción de pasear por la tierrita y nada
como eso. Descubrir escenarios en los que respiramos verde y más verde fue
maravilloso. Nos fascinó conocer pueblitos y pequeñas ciudades donde pareciera
que la vida aún resulta sencilla. Nos emocionamos con algunos paisajes
exuberantes y otros áridos y probamos deliciosos platos típicos.
Destapamos varias botellas de vino para planes y celebraciones que
alegraron el corazón de más de uno. Cumpleaños, bienvenidas, encuentros,
despedidas, motivos no faltaron para reunirnos a brindar. Familia y amigos
hicieron de este, un año entretenido sin lugar a duda.
Las circunstancias me llevaron a cambiar el mundo laboral y
definitivamente me gustaron mis días pausados y sin perturbación del final del
año. Meses sabáticos de planes diversos y apacibles, bien acompañada. Salir y
ver las cosas con perspectiva es necesario.
En fin, 2018 tuvo muchos días cálidos, ricas comidas caseras y
otras muy sofisticadas, planes varios en los que estuvimos juntos y revueltos;
conversaciones tranquilas, aventuras caninas, mucho deporte y varias historias,
unas muy divertidas y otras que espero no repetir. Encontrar las palabras que alcancen la
intensidad de lo vivido me cuesta, imposible contar tantas emociones.
Espero que en el año que llega disfrutemos más aventuras,
sonrisas, miradas, sabores y colores. Con un 2019 por delante, con ideas,
sueños, pequeñas ilusiones y profundos deseos porque sea un año saludable y
alegre para todos, termino por ahora.
Tengo suerte,
mucha. Tengo una vida. Y me gusta.