Basta con reír

Después de una noche de viernes entre copas, pizza y risas (con cero alcohol para mi), partimos al que sin duda es uno de los paseos cercanos a Bogotá que más me gustan.  
Cada vez que vamos a Villa de Leyva pasamos felices, disfrutamos las flores, el aire bohemio, las plazas y los múltiples restaurantes. Varias sonrisas y mucho descanso en este finde relajado; rodeados de obsesión gatuna que el peque aprovechó, con serpiente en el camino que me ahuyentó y unos cuantos vinos que mucho bien nos hicieron. Así fue, un finde perfecto para despojarme del golpe de realidad que vivo en la semana laboral y para convencerme que aún cuando estemos inmersos en una sociedad descompuesta y caótica, que no deja de agobiarme, la magia sucede.











  

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―