Sucesos que llenan mi mundo: momentos en los que disfruto, me sorprendo, reflexiono, invento. Instantes que quiero atesorar para que cobren vida cuando sea necesario.
Contando nubes
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Nos gustan las nubes, para mi son una maravilla y no me canso de mirarlas. Al peque también le gustan, le encantan, y pasamos ratos imaginando todo lo que pueden ser… las buscamos, las contamos, las seguimos.....
Somos celebración…Ayer celebramos la vida de la abue, que hace cien años llegó a este mundo y dejó una huella profunda. Un siglo de historias, momentos compartidos, risas que aún resuenan y abrazos que todavía se sienten. La abue fue alegre, optimista, vivaz. Siempre con ganas de festejar en familia, de recibirnos en su casa con los brazos abiertos. Y, sobre todo, fue generosa, con su tiempo, con sus gestos suaves, con ese cariño que envolvía sin hacer ruido, pero que siempre se notaba. Ella se fue, sí. Pero sigue acá. En las palabras que usamos sin pensarlo, en las tradiciones que repetimos sin darnos cuenta, en los gestos que nos salen solos. En los recuerdos que compartimos y las enseñanzas que no se borran. En la risa que vuelve en días como el de ayer… cuando algo, adentro, se acomoda. Encuentra su lugar. Casi un siglo repasado a velocidad de vértigo, como si lo viéramos en diapositivas: un viaje por ayeres, recetas, peinados y decisiones que nos trajeron hasta acá. Un viaje de me...
Puedes, aunque no quieres. Pero la vida va en serio desde hace más, desde aquella mañana de lunes. La mañana, el frío antes de entrar a la sala de cirugía, el calor intenso después. Vernos, reconocernos por primera vez. Tu papá y su mirada incrédula, su pánico por sostenerte, el afecto inmenso. Eras mini, muy blanco, después te teñiste un poco y en breve tuviste mi color. De allí vienes, de un amor intenso, de este cuerpo enérgico que todavía no reconoce el paso del tiempo, y de nuestras historias a las que cada vez les sumas más las tuyas. Y ahora, aunque estás impregnado un poco de todo lo que te rodea, sigues siendo aquel ser de mirada encantadora con ojos chispeantes, sonrisa alegre, imaginación maravillosa y pequeños matices familiares innegables. Pero a salvo, nada de qué preocuparse. Y si, cumpliste un año más. Uno de despliegue de brillantez y gracia. Uno en el que te volviste fanático del cine, de las películas de terror y más fanático del metal y de sus más pesadas deriv...
La salida de la metrópoli congestionada, la lista de reproducción en repetición, la multitud con ganas de desayuno en el mismo lugar, toda la ciudad con intenciones de pasar el festivo fuera. La llegada al campo y esa armonía paradisiaca bajo el azul intenso, en medio del color y el aroma del bosque de pinos. Los pollos horneados con leña, las mazorcas parrilleras, los vasos de vino, el menú que añadió un delicioso toque al sábado de sol. El ascenso por senderos de paso lento, la mirada al horizonte y ese maravilloso regalo para los sentidos. El páramo en el que disfrutamos, paseamos y brindamos. Una tarde que me devolvió a los recuerdos de la infancia, esos días en los que nuestros juegos no solo eran necesarios, también eran urgentes. Simplemente teníamos que divertirnos, aprovechar la ocasión, las ocasiones. También a los de adolescencia, esos en los que sueños de futuro eran lejanos y todo eso. El escenario y el alojamiento diseñado para un descanso bucólico, oyendo sólo ...