viernes, 19 de julio de 2024

Un mes después...

Otra rama, otra cultura, parece otro país. Un idioma diferente, una terminología experta, todo un vuelco profesional. Espacios indeterminados, sensación de aparente pericia y seriedad, un trato amable, frío y distante. Me pregunto con frecuencia quiénes serán de verdad, si serán de verdad. Pero poco a poco, la vida se va volviendo cotidiana. La novedad deja de ser, el asombro también. La costumbre se instala paulatinamente. La rutina llega silenciosa e imponente y voy aprendiendo otras maneras de ser.

Vine dejando certezas, seguridades, mi zona cómoda. Era el momento quizá, un ahora o nunca porque la vida es una carrera vertiginosa e imparable y sin mucho darme cuenta ya estaba establecida, queriendo que todo se mantuviera más o menos como estaba. No estaba mal, pero bueno, no sé.

En contra de mis pronósticos de la primera semana, cuando me sentía totalmente caótica y perdida, me estoy acostumbrando y, con el paso de los días, me va dando la impresión de que pronto seré parte, lo dominaré también. Tengo un conocimiento superficial de esta nueva realidad, pero también la intención de ensanchar el horizonte y creo que será cuestión de calma para sobrellevar la duda, de actitud, de tener mente abierta, despojarme de prejuicios, entender diferencias, de mantenerme sensata, moderada y pragmática, de disponer de unos cuantos minutos extra para analizar otra perspectiva, conocer razones y entender que hay muchas formas de hacer lo mismo y que no siempre la mía es la más apropiada. Quiero pensar que fue una buena decisión y que el espectáculo no ha hecho más que comenzar…






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