domingo, 28 de julio de 2024

U N O

El menú del finde pasado fue variado. Empezó con un desayuno de cafetería de carretera, con rico pandebono y almojábana.  Siguió con intento de estafa por nuestra intensión de calibrar neumáticos. Salimos invictas y felices de habernos ahorrado 200 mil por una despinchada. Llegamos a destino con aire suficiente en la rueda que amenazaba desplome y a salvo. Nos recibieron con ajiaco de la casa, amenizamos la sobremesa con anécdotas varias y a media tarde partimos al pueblo a dar vuelta por las calles de siempre, aquellas cada vez más llenas, las mismas donde antes vivía la gente y ahora hay restaurantes, tiendas y hoteles. Y sí, hay pose y frivolidad, selfies, muchas. Pensé, mientras daba una mirada fugaz por la plaza, en el sinsentido de la vida, había ruido por allí. Casi todos se veían felices, tal vez lo estaban, salir de paseo cambia perspectivas y actitudes, pero alcancé a ver historias truculentas en algunas caras, las intuí por algunos gestos, ciertas miradas. A veces, el amor parece tan inevitable como accidental y, si hay mucha suerte, es de verdad, tanto como la muerte, que a todos nos llegará…. Bueno, hasta ahora parece que no hay vuelta atrás, llega porque llega –no sé por qué imaginaba y recordaba el paseo al cementerio que mi chiqui visitó en sus recientes vacaciones al sur– En fin, después de la vuelta tradicional volví a tierra, me elevé solo por un instante, compré un libro viejo en una tienda que me gustó y nos instalamos a comer tortas varias y a seguir conversando de esto y aquello. La noche anduvo de copas y risas. Jugamos UNO, nos divertimos sin mucha pretensión, pero con mucha emoción. Entre colores, números y cambio de mazo alguien se coronó campeón y nos fuimos a dormir casi al amanecer. El domingo fue de tomates, caminata de inspección agrícola y más historias de tradiciones ocultistas, esoterismo y otros asuntos afines, así hasta que regresamos al hogar… ah, pero antes una parada en el camino para arepas, frambuesas, mermeladas y queso. No podía llegar sin las delicias de la tierrita. Fue un finde sereno, pero estupendo.









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