Un soplo de aire fresco

 Por fin, después de tanto esperarlo la vida pareció retomar el rumbo y nos permitió una de las más anheladas visitas de este año.  Como un bálsamo refrescante recibimos la llegada de las primas.  Todo anduvo de maravilla, volver a verse, sonreír, hacer planes y jugar hasta el cansancio, así tres días de lo mejor.













Llegó mitad de semana, un día más y la infancia feliz, bajo el pálido sol de la mañana, que brillaba como siempre, con la vida latiendo. Parecía ser un día perfecto, de carcajadas, juegos y alegría pura. Pero no todo lo que parece ser termina siendo... levantaron vuelo y la emoción del encuentro terminó con algo de dolor y unos cuantos puntos tuvieron que suturar una herida que aún no sabemos cómo se produjo.  Cierto es que saltar de una silla inestable no parece ser muy sensato, pero extraño es también que la madera y el hierro forjado hubieran podido causar un corte tan preciso.  Antes de tiempo finalizó el ansiado encuentro. Guardáremos sin embargo las risas y las heridas de guerra, la fortuna de que no pasó a mayores y olvidaremos la angustia, las lágrimas y las reacciones exageradas. ¡Aprendimos la lección, espero!


Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―