Salir por ahí

El plan acostumbrado últimamente. Disfrutar paisajes, plantas y los colores del entorno, también las minúsculas flores y los frondosos árboles. Acompañada por una brisa suave y fresca y el más azul de los cielos, aproveché una mañana sin igual. Poco a poco el día se fue despejando y de repente comenzó todo a brillar, llenándome de instantes felices y prósperos en medio del verde. No solo eso, tuve una amiga perruna en el camino, se acercó y nos fuimos de parche hasta la cima, adorable, paciente, encantadora. El camino cuesta arriba me fatiga, pero me encanta y en estos días raros y confusos, en los que el agotamiento surge, es ideal respirar el aire en las alturas y sentirme acogida por la montaña. Fue todo un desafío llegar ahora que la ferritina anda por el suelo, pero me resisto a dejar de subir, por ahora no, después ya veremos.


Tratando de aprender a vivir en este tiempo, terminamos el finde contemplando la tarde desde nuestro nuevo sitio, mi nuevo sitio.


Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―