Pasos en ascenso

Climas de lo más diversos en una misma mañana.  Temprano, muy temprano comenzó la jornada. Antes de las 6:30 ya me había enrutado hacía la cima. A paso lento comencé y poco a poco fui ganando velocidad y de manera sorprendente llegué con muy buen tiempo a lago.  Acompañada por el cantar de algunos gallos que daban los buenos días y de unos cuantos campesinos que esperaban que les recogieran la leche, el trayecto inicial fue despejado.   Después se fueron sumando ciclistas y motociclistas, muchos, grupos de caminantes también, así que lo que empezó en solitario terminó casi en fiesta multitudinaria.  Mientras subí, con tantas bicis cerca, me entretuve en los músculos de los ciclistas, me causó curiosidad la precisión con la que se van definiendo, la mayoría se veían expertos.  Pero claro, eso fue solo un paréntesis, en el camino seguí maravillada con las florecillas silvestres, minis, pero muy coloridas.  









Llegué de nuevo al alto, a las antenas que son la meta. Esta vez había vista despejada... pueblos en el fondo, ráfagas de aire fresco, pocas nubes.  Me encanta la diversidad del paisaje. Es una sensación grata estar allí, verlo o intuirlo todo, dependiendo de las condiciones.  Sin duda, tantos pasos que ayudan a nutrir el alma me han venido estupendamente.

Bueno, y lo que quedo del domingo fue una tarde al sol, viendo pasar las horas entre pizza, copas de brut y fresas. Nada mal.




Bueno, y ginger y fresas... que no vaya a ser.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―