Una vuelta por la Patagonia

Comenzamos el año y después de visitar el cementerio municipal de Punta Arenas y de hacer una pausa playera, partimos a Puerto Natales. Listos para nuestra travesía por el fin del mundo.    
Normalmente los cementerios no son nuestro destino turístico, sin embargo, el de acá es verdaderamente lindo.  Los frondosos y organizados cipreses, que a propósito fueron víctimas de vándalos pirómanos justo durante nuestra visita, y las tumbas y mausoleos de familias de la zona con apellidos muy extraños, convierten el lugar en un bonito parque en el que se puede hacer un ligero y apacible recorrido. Curiosamente, un lugar así parece estar lleno de vida.





Para despedirnos de la ciudad momentáneamente, caminamos un tanto por la playa, lanzamos un par de piedrecillas al agua gélida y con actitud vikingo el peque le dio el banderazo de partida a nuestra aventura.



Aunque a diferencia del desierto, por acá hay un poco más de vida, estuvimos mucho tiempo sin compañía en estas carreteras. El camino es infinito y está lleno de ovejas por todos lados, estancias inmensas con miles y miles de corderitos... poca gente y sobrepoblación de animales. Me pregunté muchas veces cuál será su destino, sigo sin respuesta... el mundo imagino; Chile lo exporta todo y supongo que así como inundan el mercado con frutas, también lo harán con carne de cordero. Tengo que averiguarlo.
Después de casi tres horas, llegamos a Puerto Natales.  Un pequeño y sencillo pueblo a orillas de un fiordo, Última Esperanza. Pensé inicialmente que era lago, pero claro que no, el Pacífico en otra dimensión.  Nos instalamos en nuestro hotel y empezamos a recorrer a pie, no es para nada grande y aunque hacía un tanto de frío fue muy entretenido, el puerto, la plaza, la costanera, los tronquitos... divertido.























Los días largos son los mejores para pasear, aún cuando ya habíamos visto varias cosas y estábamos un tanto cansados, nos quedaba luz para rato, así que partimos a la Cueva de Milodon, sin saber muy bien qué encontraríamos. Después de desviarnos del camino y avanzar por una maltrecha carretera, arribamos a una imponente cueva que empezó a formarse desde la glaciación. 







El milodon parece haber sido un mamífero extraño, una mezcla de oso perezoso con algo más, muy grande, tal como este.







Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―