lunes, 8 de julio de 2024

Darse tiempo

Reflexiones de un lunes que de momento se siente cálido. Julio ha estado un tanto complejo, más que un tanto, lo ha estado de forma intensa. Una semana sola, conociendo, aprendiendo, cuestionando. Me ha costado, pero ya dejó de ser. Creo que lo que viene estará más tranquilo, por lo menos ahora estoy acompañada. La mente pide calma y estoy convencida de que resultará. Siguen sin gustarme muchas cosas, pero a ratos me planteo asumir en paz y dejar de pensar en lo que fue... Ojalá no se me pasen tan pronto los propósitos. Son los planes, las expectativas, lo que sea que esconda el acontecer en el momento, lo que tiene sentido. El presente asfixia a veces, pero después de todo, el futuro brilla. 

Al final del túnel habrá luz, quizá antes, lo sé, pero pierdo la esperanza varias veces al día. La recupero también. Trabajo y no está mal. Empiezo. Todavía estoy empezando. Esto llegó como un enorme desafío, pero voy bien. O no sé. La razón se rinde a veces. O la que se rinde soy yo que prefiero mirar a través de la ventana. Cierro la persiana, me obligo a ver la pantalla. Vuelvo a abrir. Se supone que cuando los locos son liberados están más tranquilos, pues así.  

Me asomo un rato a ver la calle. Un privilegio. Veo la punta de un hilo, la imagino para saber por dónde tirar hacia algo o mejor dejo volar las alas con el viento en la cara... que se mueva el horizonte más allá. Ya estoy tambaleando...Es correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo. Sí, a veces me da por dramatizar.



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