Socialité

Con menos intensidad que en el cierre de año, los calurosos días de 2024 han llegado con algunos encuentros de celebración. Desayunos, cenas, cafés, almuerzos, muchas preparaciones gourmet, propuestas pasteleras y un poco de todo en la mesa para reunirnos de nuevo, festejar cumpleaños, contarnos los últimos días, hablar de la vida, de los cambios, del amor, desearnos un buen año. Buenos ratos en buena compañía, de algunos tengo fotos que dejaré por acá, otro par quedará en la memoria porque no hubo registro. 

Risas en una noche de parrilla árabe conversando de lo humano más que de lo divino y del sueño, los sueños y las casualidades, esas que a veces se pasan por alto.

Tres gatos devorando platos y oyendo historias de semanas recientes, de todo aquello que enciende emociones y también de cotidianidad y cambios recientes.

Desde que conozco a mis amigos han pasado muchiiiiiisímas cosas y siguen pasando, obvio, pero ahí hemos estado y seguiremos para lo que sea necesario.
Un almuerzo campestre de primos en el que brindamos por un año más y por los paseos que han sido y los que vendrán. La alegría familiar.

Quedan algunas historias incompletas, círculos sin cerrar, unos cuantos asuntos inconclusos, nunca hay tiempo suficiente, pero ya tendremos oportunidad más adelante. Total, queda mucho de este bisiesto en el que el universo nos regalará un día más.

Pienso, mientras repaso lo que tengo que llevar de regreso a la city, que estando por acá disfruto levantarme a la madrugada y ver el reflejo de la luz del sol antes de aparecer. Amo el frío con cielo azul, inmaculado. Me encantan los días despejados de comienzo de año en el campo y en la metrópoli, pero estando por allá, creo que disfruto mucho más compartir con los amigos, verlos trae alegría. Buscaré el balance.




 

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―