Versiones posibles

Hay días —cada vez más frecuentes— en los que una corriente invisible tira de mí en todas direcciones al mismo tiempo. Un deseo leve pero constante, de leerlo todo, de escribir una idea, o al menos de atraparla al vuelo antes de que se deshaga, de dibujar algo sin sentido, cambiar de técnica, superar los puntos. Aventurarme al collage. De salir a la calle y caminar sin destino, mirando hacia arriba, buscando respuestas en las nubes, en las hojas de los árboles. A veces también tengo ganas de poner música y empezar a bailar.  O siento el impulso de hablar con alguien, de cruzarme con alguna conversación inesperada, me tienta la idea de viajar, de salir disparada, de volver a lugares que me han hecho feliz.  Y al mismo tiempo deseo el silencio más puro, las gallinas en el campo, el pan en el horno, la copa en la mano. Y entonces, tantas ganas, y no me muevo. Me quedo en pausa. Sin hacer nada. Absolutamente nada. Parece que así soy… Lenta. Difusa. Aburrida, a veces. Otras, sorprendentemente intrépida. Inesperadamente, valiente.