Al aire libre con el pelo al viento. Así fue el domingo pasado, una mañana de conectar con la naturaleza y de vivir un montón de sensaciones. Una clase de afroyoga cerca de una quebrada, bajo un cielo de un azul profundo y en buena compañía fueron parte de la jornada. Con movimientos suaves e intensos acompañados musicalmente y siguiendo un ritmo lento a veces, trepidante otras, nos dejamos llevar y conectamos con el placer del sonido del agua y de las hojas de los árboles mecidas por el viento. Disfrutamos después una deliciosa taza de fruta con granola, todo fresco y natural, y finalizamos con una sesión liberadora de arte y algunas risas. Los días así me dejan con pensamientos alegres, casi esperanzadores.
Sucesos que llenan mi mundo: momentos en los que disfruto, me sorprendo, reflexiono, invento. Instantes que quiero atesorar para que cobren vida cuando sea necesario.
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